Por José Luis Reyes.

Los agravios y resistencias de comunidades, ejidos y organizaciones campesinas sufridos en las últimas dos décadas fueron revividos cuando el actual gobierno anunció la construcción del Tren Maya ante los impactos socioambientales y afectaciones que provocarían tanto la obra como los desarrollos turísticos e inmobiliarios derivados de ésta, plantea el doctor Carlos Rodríguez Wallenius, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Este proyecto, agregó el académico, es sin duda la obra de infraestructura más ambiciosa de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y ejemplifica la orientación neodesarrollista del régimen y el tipo de respuesta de la política gubernamental frente a los efectos que tendrán en la vida y zonas rurales de la península, en los ámbitos ambientales, territoriales, sociales y culturales.

Desde la década de 1970, con la puesta en marcha de Cancún como destino turístico y durante los años posteriores se intensificaron políticas neoliberales impulsadas por gobiernos federales que permitieron el crecimiento de la Riviera Maya, concesiones privadas de autopistas, puertos y sistemas de agua potable.

Todas esas actividades representaron agravios y afectaciones que fueron enfrentadas por algunas poblaciones mayas que trataban de mantener sus modos de vida campesina en los territorios y ahora, de nueva cuenta, se presentan con este megaproyecto de infraestructura a cargo del Fondo Nacional de Fomento Turístico (FONATUR) –que se calcula costará 150 mil millones de pesos y concluirá en 2024– atravesará los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

Aun cuando el Tren Maya representa una apuesta por impulsar el desarrollo y el crecimiento económico de la región, también acarreará los impactos que tienen los modelos de turismo de enclave, agronegocios y desarrollo inmobiliario relacionados con las afectaciones al modo de vida campesino de un poco más de dos mil comunidades y 300 ejidos en la península de Yucatán, el norte de Chiapas y el oriente de Tabasco.

 “También se ha expresado la inquietud por la destrucción de selvas y el hábitat en las áreas cercanas al tren en los trazos Cancún-Bacalar-Escárcega, sobre todo afectaciones por deforestación que sufrirán la Reserva de la Biósfera de Calakmul y la Zona de Conservación Estatal de Balamkú”.

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