En medio de la incertidumbre global generada por el conflicto bélico en Europa del Este —el cual ha afectado las exportaciones de granos y ha encarecido el precio de los fertilizantes— y la debilidad económica mundial por la pandemia y los efectos del cambio climático, sorprenden los buenos datos que reporta el sector primario mexicano.

De acuerdo con el Inegi, en marzo pasado, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) del sector primario creció 4.5 por ciento respecto al mes previo y 5.3 por ciento en comparación con igual mes de 2021, lo que demuestra que la producción agroalimentaria del país no se detiene y sigue su tendencia al alza.

Además, el mismo instituto dio a conocer que en abril, el valor de las exportaciones agropecuarias y pesqueras de México aumentó 14.2 por ciento anual y sumando los cuatro primeros meses del año, el crecimiento es de 7.0 por ciento.

¿Qué demuestra esto? Que mientras algunos países comienzan a cerrar sus fronteras, México juega de manera limpia y solidaria, cumpliendo sus compromisos internacionales y su papel como uno de los principales exportadores de agroalimentos del mundo.

Es de reconocer la posición de nuestro país, más cuando se han encendido alertas de una crisis alimentaria mundial, de continuar el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Y esto se logra gracias a las políticas que ha puesto en marcha está administración, a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, que han logrado equilibrar el abasto interno y externo, al alcanzar mayores volúmenes de producción agrícola, ganadera, pesquera y acuícola.

Al mismo tiempo, se han tomado medidas para abatir la espiral inflacionaria que impacta a todo el mundo, bajo el llamado Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), el cual tiene sus pilares en la política del presidente Andrés Manuel López Obrador de: Primero los pobres y dar de comer a quienes nos dan de comer.

Ya la propia Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha reconocido que México se adelantó con este tipo de acciones en materia social y en donde otros países comienza a seguir el ejemplo de otorgar apoyos directos y oportunos, para que los productores de pequeña escala cuenten con liquidez al momento de iniciar las cosechas.

Medida que se acompaña, en las regiones con mayor marginación del país, de la entrega de fertilizantes para incrementar el rendimiento en el campo, lo que impulsa de primera mano el autoconsumo y después, la venta de excedentes.

Así, cuando los gobiernos y organismos mundiales vaticinan una “tormenta perfecta” global, destaca el ejemplo de México que se suma al combate a la hambruna mundial y al fortalecimiento de la seguridad alimentaria, sin descuidar a su población.

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